El día C

Todo pasó tan rápido y fue tan intenso que me arrepiento de no haberme tomado un segundo para detenerme y tomar una foto mental. Guardar ese momento en mi memoria de manera clara. Pero es lo que tienen estas cosas, que en tu cabeza toman forma borrosa, casi de sueño del que, al despertar, quieres recordarlo todo, hasta el más mínimo detalle...

... y sólo consigues ver algo así, pero sabes lo que significa.

Primero fueron los nervios, aplacados a medias en el bar de enfrente y en la cola, donde el buen rollo nos aguardaba. Llamadas, dónde estás, luego nos vemos, ¡hala mi prima!, a ti no te conozco pero bueno... ¿que me invitas a una copa? Pues de puta madre... Una hora, dos horas de espera, y al fin, las puertas se abrieron. Corre, corre, que nos tenemos que poner en primera fila. No fue muy difícil, porque no había mucha gente, unas 4000 personas deseosas de ver al grande. Salieron los teloneros, Mussa, que animaron el rato que todavía nos quedaba por esperar y "probar" los fallos de sonido. Y al fin, se apagaron las luces y "El Salmón" apareció. Y el tiempo corrió demasiado para mi gusto, pero mi cuerpo sí que lo notó: más de dos horas y media que hicieron que todavía tenga agujetas.

Lo reconozco, soy malísima sacando fotos.

"Te quiero igual", "Siempre tuyo", "La libertad", "Estadio Azteca", "Los chicos", "Carnaval de Brasil", "Clonazepan y Circo", "Ok, perdon", "Loco", "Flaca", "El Canal 69",... y así hasta 35 canciones que cantamos y coreamos. Encima tuvimos a un invitado de lujo, Jaime Urrutia, que, además de acompañar a Andrés, tocó "Cuatro Rosas" y "El Calor del Amor en un Bar". No sólo cubrió mis expectativas, si no que las rebasó cuando oí los primeros acordes de "Todavía una Canción de Amor" y "Jugar con Fuego". Se me escaparon las lágrimas...

En fin, una noche para no olvidar. De esas que han sido tan tan buenas, que la tristeza te termina acechando al pensar que, tan pronto como vino, se fue.

PD: Yeyo nos deja una crónica y unas fotos buenísimas aquí.