Me meto en cada berenjenal...

Soy una acojonada, una cobarde. No me avergüenzo de ello porque es la verdad. Pero de vez en cuando me salta la vena valiente, agarro la bandera de la dignidad...y la cago como siempre.

Después del incidente con los especímenes babosos, como ya les conté, hablé con la supervisora porque no quería que me tocara más con ellos tres y yo sola en el mismo turno, ¡solo eso! no montar la revolución feminista en la tienda. Pues de una charla se pasó a que el que más mea en la tienda ha mandado una carta-aviso a estos tres. Por supuesto no puso quién había realizado la queja, pero por la forma que me miran saben que soy yo. Hasta que anoche, cuando estaba en el almacen sacando zumos para reponer, apareció uno de ellos, que nunca había hablado conmigo, y me dice:"Perdona, ¿puedo hablar contigo un momento?. He recibido una carta de aviso de Marcello y quería saber si fuiste tú la que te quejaste." Y yo le contesto que creo que no tengo nada de que hablar con él sobre ese tema; y me dice: "Así que fuiste tú" y yo le suelto un "mm" en plan quizá.. y hay acabó la conversación, y todo quedó bien de no ser porque soy una puta bocazas y cuando me tocan las pelotas siempre tengo que soltar una patujada como la que dije: "Y AHORA SÍ ERES EDUCADO CONMIGO" y me largo. Es que es para meterme tres tollos seguidos.

Cuando volví a mi estado normal de cobardía cinco segundos después, estaba acordándome de tos mis muertos y de por qué me tengo que meter yo en estas cosas.. y encima terminaba a las 11 de la noche y ellos a las 11:15, y como yo voy caminando hasta casa por un sitio muy oscuro y que da muuuucho miedo, ya me entró la neura de que me iban a perseguir para amenazarme o algo. En estas situaciones todos tus prejuicios salen a la luz como por arte de magia, y empiezas a pensar en que los árabes son raritos con las mujeres y que los hombres con un ego herido son impredecibles.. y yo que se que cosas, me acorde de todas las películas que ponen en la 3 los sabados por la tarde de tias que desaparecían y de todos las noticias de sucesos de nuestros telediarios.

Así que me fui directa a la oficina para hablar con mi K polaca (que ha ascendido a supervisora para mi buena suerte), y con Dona, la otra supervisora para decirles que yo no salía de la tienda sola, que no que no, que esperaba por quien hiciera falta. No vean el numerito que monté. Steve, un compañero, me tuvo que abrir la puerta que cerramos temprano para que no me vieran salir, y di tooodo un rodeo alrededor de la estación para no toparmelos.

Total, que la valentía te pasa factura y, aunque me siento realmente orgullosa de haberles dado lo que se merecían a esos capullos que debo decir que no era la primera vez que lo hacían y que a todas las niñas de la tienda les dan repelús, ahora estoy en el punto de mira de unas personas que lo último que se diría de ellas es que son buenas, dialogantes o "bellas". Y además soy el tema de conversación de la tienda, y a mi me gusta pasar desapercibida...

Paso en 0'5 segundos de ser Wonder Woman..

...a ser una pobre avestruz despeluchada con el pico lleno tierra.