Regalitos

El domingo hubo barbacoa familiar, y mi languidez post cumpleañera por no haber tenido celebración se desvaneció en el mismo instante en el que entré por la puerta y allí estaba toda mi family reunida, después de casi 20 años desde el último asadero que hicimos juntos. Y, por supuesto, entre chuletas, tarta y regalitos la niña pequeña que habita en mi interior hizo acto de presencia. Y de que manera lo hace, después me miro en el espejo cuando vuelvo a mi ser, sudada como un pollo y me da vergüenza. Sí amigos, ya empiezo a estar mayorcita para tocar los regalos para adivinar que son, abrirlos como un rayo cuando intuyo su contenido y perseguir a mi madre dando saltos y grititos (palmitas también incluidas) y estrujarla con besos y abrazos mientras ella intenta zafarse y me mira con esa cara de "no te lo mereces" pero se le nota que está igual de contenta que yo. Claro, para los que no me han visto en fiestas anteriores es un shock. Su cara lo dice todo. Pero yo estoy tan eufórica que me da igual. En fin, que al final se cumple mi profecía de todos los años: en mi cumple todo sale bien. Y yo más feliz que una perdiz. Que ya era hora.

Y el sorpresón del día: Las entradas para el concierto de Serrat y Sabina!! Esto no me lo esperaba ni de lejos. Si cuando yo digo que mi madre es la mejor del mundo es por algo... Y sé de alguno al que se le escapó una lagrimilla...

Feliz, feliz no- cumpleaños!

Ayer fue mi cumple, ya tengo 26, tampoco una edad tan especial como los 20, 25 o 30... En fin, este año ha sido distinto al resto, no peor, sino distinto, la entrada en la edad adulta, sin celebraciones ni muchos aspavientos. Pero siempre es bueno saber que la gente que te importa se acuerda de ti. Incluso hacen pequeños esfuerzos que valoras enormemente. Gracias a todos los de aquí, y los de allá.

Entre copas...

... sobran las bolas de cristal.

Escuchando: "Nos volveremos a ver" Andrés Calamaro .

Ideario

Me da vértigo el punto muerto
y la marcha atrás,

vivir en los atascos,

los frenos automáticos y el olor a gasoil.

Me angustia el cruce de miradas
la doble dirección de las palabras

y el obsceno guiñar de los semáforos.

Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,

el paso obligatorio, las tardes de domingo

y hasta la línea recta.

Me enervan los que no tienen dudas

y aquellos que se aferran a sus ideales sobre los de cualquiera.

Me cansa tanto tráfico y tanto sinsentido,

parado frente al mar mientras que el mundo gira.

Fragmento de "Ideario", Francisco M. Ortega Palomares